El 1 de junio de 2021 el Gobierno aprobaba con retraso los nuevos peajes de acceso a la red que cambiaban por completo las tarifas de la luz de todos los consumidores de electricidad, principalmente los que estaban acogidos a la tarifa regulada o PVPC.
¿Se acuerdan de aquellas recomendaciones estúpidas que se hacían desde distintos medios de que debería levantarse de madrugada a encender su lavadora?
El escándalo estaba servido y al Gobierno le llovían críticas por todos lados. Se comunicó mal.
Pero sí, efectivamente traían cambios las nuevas tarifas. El objetivo no era otro que el consumidor español tomase más conciencia a la hora de consumir energía, que fuese más eficiente, que se preocupara al fin de su factura.
Unas tarifas de la luz que han servido de poco
Pero las nuevas tarifas han servido de poco a día de hoy, porque entre otras cosas junto a ella se inició una crisis de precios energéticos que aún seguimos viviendo. Hace un año ya se hablaba de récords del precio de la electricidad. Y claro, tomar decisiones más bien pocas salvo tratar de cambiar a la tarifa más barata posible en el mercado.
“La aplicación de una nueva metodología de peajes y cargos hace ahora un año supuso un importante avance para que los consumidores sean conscientes de cuándo las redes están saturadas, y es más caro su uso, y cuándo no lo están, y es más barato. La idea es la de permitir la obtención de ahorros, fomentar la eficiencia energética e involucrar de manera más activa al consumidor en el proceso de transición hacia una economía libre de emisiones a través de un uso más intensivo de la electricidad”, explican fuentes de Aeléc, patronal de las grandes compañías eléctricas.
“Sin embargo, la crisis de precios de la energía ha impedido seguramente que una gran parte de los consumidores empiecen a interiorizar estas señales, por lo que resulta complicado realizar un análisis del resultado de la nueva metodología. No obstante, se deben continuar incorporando incentivos a largo plazo que permitan avanzar en la sostenibilidad del sistema, para ello las señales de precios son una herramienta indispensable”, afirman las mismas fuentes.
Desconocimiento
Si a una compleja aplicación de unas nuevas tarifas eléctricas se le suma la mayor crisis de precios de la historia de la energía, el cóctel molotov lo tienes ya servido. Así lo piensa Joaquín Giráldez, socio de la consultora Ingebau.
“El cambio de tarifas ha servido para demostrar la incompetencia de las grandes distribuidoras, la inoperancia de la CNMC y el desconocimiento del Gobierno sobre la realidad del mercado eléctrico”,
asegura Giráldez. “
También ha servido para complicar la factura de la luz y para demostrar la desconexión del gobierno con los agentes del sector eléctrico, el mercado y la realidad”, apostilla.
“El bochorno por el doble aplazamiento de la entrada en vigor de estas tarifas se ha olvidado por el mal momento en que entró en vigor. La escalada de precios de 2021 ha hecho que los cargos hayan sido modificados cuatro veces en el último año, retrotrayéndonos a los años oscuros del déficit de tarifa y complicando aún más la adaptación de clientes, comercializadoras y distribuidoras a las nuevas tarifas”, asegura Giráldez.
Sólo hay que mirar lo mal que lo comunicó el Gobierno. “El objetivo es hacer que el recibo de la luz sea más justo y que puedas ahorrar en lo que pagas por tu electricidad”, decía el Gobierno a los españoles.
“Los objetivos publicitados por el gobierno en la entrada en vigor de la tarifa no se han cumplido. Ninguno”, asegura Giráldez. Poco más se puede añadir. O sí.
Caos
Porque, ¿han ayudado a los consumidores a entender mejor su factura de la luz? Absolutamente no. Es más, es un mayor caos la factura de la luz actual, sobre todo para los clientes de PVPC a los que no se les desglosa su consumo energético.
“La campaña gubernamental fue nefasta, el diseño de la factura PVPC es nefasto, los cuatro cambios en los cargos tampoco ayudan”, dice Giráldez.
Y es que las nuevas tarifas prácticamente no han cumplido nada de lo que se pretendía con su implantación. Cuando algo está mal desde el principio, desde su diseño, es complicado arreglarlo.
“El diseño de los periodos tarifarios está enfocado en cargar el coste en las horas de mayor demanda, cuando lo que tendría que pretender es aumentar la demanda en los momentos de alta penetración renovable. Actualmente y mucho más en el futuro, en las horas solares.
Se ha diseñado una tarifa siguiendo criterios del siglo XIX con una ley de puntos de medida y unas distribuidoras del siglo XIX”, señala Giráldez.
En definitiva, y tal y como dice otra fuente del sector que prefería no ser mencionada “hemos vivido el año más estresante de nuestras vidas”.