Hay mucha controversia sobre el origen etimológico de España: hay quien dice que significa “tierra de metales” y hay quien lo niega. No obstante, atendiendo al hambre de algunos de los primeros pobladores de la península ibérica por los metales, todo hace indicar que ese origen etimológico es el correcto: en este sentido, tanto fenicios como romanos destacaron por el gran impulso que le dieron a la actividad minera.
Durante la Hispania romana, precisamente, cobró mucha importancia la mina de oro de las Médulas, en la comarca leonesa de El Bierzo. Aunque hay constancia de que los astures ya trabajaron ese terreno y extrajeron oro, Roma se encargó de explotarla a gran escala y terminaron dejando una estampa parecida a la del Gran Cañón del Colorado americano, aunque con el paso de los siglos ha ido reverdeciendo. La mina quedó abandonada en el siglo III y, desde entonces, han ido echando raíces encinas, robles o castaños.
A través del método del “ruina montium”, los romanos fueron dinamitando las montañas. En primer lugar, excavaban túneles en las montañas y luego las inundaban de agua, que afluía gracias a los canales y desviaciones que hacían de los ríos. Mediante la presión hidráulica generaban explosiones, que molían la roca y, a partir ahí, conseguían el oro. El rédito fue mayúsculo ya que extraían toneladas de oro cada año (se ha contabilizado más de 100 toneladas durante un siglo y han trabajado allí entre 10.000 y 20.000 hombres).
Tras esa explotación minera, ahora se ha convertido en un paraje que atrae miles de turistas cada año. Y es que, desde 1997, ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad: es decir, se cumplen este 2022 25 años de ese reconocimiento de la UNESCO, que no quedó exento de polémica porque algunos países (entre ellos, Alemania) expresaron sus críticas porque venía a premiar a un paraje que es el resultado de la actividad destructora del ser humano.
Si bien, todo el oro que hay en España no se acaba en Las Médulas. Un poco más al norte, en Asturias, por ejemplo, se estima que hay 487 yacimientos y algunas compañías llevan maniobrando en la última década para explotar alguno de ellos. En este sentido, las minas de Salave, en el municipio asturiano de Tapia de Casariego, también cuentan con abundante oro (y que también fue explotado por los romanos, aunque en mucha menor medida): hay estimaciones que indican que podrían extraerse hasta 300 toneladas, pero el proyecto se encuentra atascado ahora en una maraña judicial por el impacto medioambiental que puede suponer.
Recientemente, en una entrevista en “La Voz de Asturias”, José Manuel Domínguez, director general de Exploraciones Mineras del Cantábrico (EMC), se mostró optimista para obtener los permisos para explotar la mina y aseguró que en 14 años (contando a partir de 2025) prevén extraer un millón de onzas de oro (31 toneladas). La mina de Salave está considerada actualmente la más grande de Europa (sin contar a Rusia).
Lo que ocurre en Asturias con el oro no deja de ser algo que ocurre en el resto de España: a pesar de que somos un país bien dotado de recursos mineros, los yacimientos están infraexplotados por el rechazo social que promueven las organizaciones ecologistas, apoyadas también por el actual Gobierno progresista. Actualmente, España está entre los países en cabeza en Europa a nivel minero, aunque está por ver si se acaba explotando.